En el Genji Monogatari el Príncipe Resplandeciente se enamora de una niña, la cría, le educa, la inicia, la desposa. Esa es la historia de un noble de alto rango con la joven Murasaki. Una Novela China de Aira repite irónicamente 9 siglos después un recorrido similar, aunque dejando de lado el profundo trasfondo sentimental budista: tan solo un hombre frente a un destino que se niega a cumplirle su deseo de amor. Pero tal vez la más imperceptible e inocente conexión del Japón Heian reencarna en Vincente Minnelli. Aquí también un "noble", el millonario capitalista, sin darse cuenta planea su futuro amor con una niña a la que ve crecer y que repentinamente se le revelará como su destino. ¿No sabíamos desde el inicio, como dioses reguladores del karma, que Gaston Lachaille se enamoraría de la pequeña y absurda Gigi?
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